sábado, 16 de febrero de 2013

MITOMANIA


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Las mentiras se pueden volver algo habitual en la vida de las personas, y puede convertirse en un trastorno de la personalidad llamado pseudología fantástica, lo que comúnmente conocemos como mitomanía, la persona que lo padece comienza a imaginarse una vida que no es la que tiene, junto con ello, una serie de acontecimientos, buscando con esto impresionar a los demás, ser admirados por la gente.
Las virtudes como la simpatía, y la espontaneidad que no pueden conseguir naturalmente. Lo que le sucede a la persona cuando los demás comienzan a descubrir que esta miente todo el tiempo es que:

  • sus palabras pierden credibilidad,
  • y aunque este diciendo la verdad no le van a creer
  • de esta manera también pierden la confianza hacia él.

Cuando alguien tiene un impulso por mentir que no se puede frenar es un síntoma de que algo no anda bien en su desarrollo Psíquico. La mitomanía no es una enfermedad en sí misma, sino que corresponde a un conjunto de síntomas.“El mitómano recurre a esta conducta continuamente sin pensar en las consecuencias, con tal de maquillar la realidad que considera inaceptable. Sabe que miente, pero por repetición, eventualmente termina creyendo sus propias mentiras y es entonces cuando la línea entre la realidad y la fantasía se torna borrosa.


Vive en un mundo irreal y utiliza la mentira para conseguir lo que quiere, miente para construir una mejor imagen de sí mismo frente a la sociedad y la mentira se convierte en algo cotidiano que no puede evitar”, señala la experta.
El sentimiento que genera a las personas que lo rodean ya sea a la familia, amigos y compañeros de trabajo es que es un extraño, alguien a quien pensaban que conocían y no, llegando al punto de hasta confundir a las demás personas y quedarse solos.
La manera de detectarlos es muy simple, ya que al final como dice el dicho “la mentira tiene patas cortas”.
Cómo reconocer a un mitómano. Tienen una serie de características que los distinguen, como por ejemplo, que es una persona convincente, manipuladora y su discurso suele ser verosímil, tiene talento histriónico y sabe actuar, no acepta fácilmente su problema, algunos tartamudean, cambian de tema constantemente y dicen diferentes versiones del mismo tema en diferentes ocasiones y a diferentes personas, explica Simó.
Además, en su discurso se mezclan indistintamente retazos de verdad con fantasías, aunque son más o menos creíbles: suelen mentir sobre su vida, su trabajo, su salud, historial médico, edad, la profesión de los padres y un sinnúmero de cosas que en realidad no deberían ser maquilladas para ser contadas.
Sin embargo, lo que muchas personas deberían saber es que la mitomanía no es inofensiva: tiene muchos efectos en el plano social: se pierde credibilidad y prestigio social.
“El mitómano es la persona a quien todos catalogan como ‘el cuenta cuentos’. A nivel familiar es visto como poco fiable y termina por perder familiares y amigos”.
Tratamiento


Es casi imposible que quien padece de mitomanía busque ayuda; generalmente es llevado a consulta por otras personas o acude a terapia por otras razones, pero mientras no se someta a una terapia, la mentira dominará su vida. Si acude a un especialista puede superar este problema y vivir en la realidad.
Niños mentirosos
Las mentiras o las alteraciones de la realidad no tienen la misma connotación en niños que en adultos. En la infancia la mentira no tiene juicio ético debido a la inmadurez del desarrollo cognitivo y emocional, ya que el razonamiento de los niños no está totalmente definido, sino hasta más o menos los diez años. Pero si las mentiras son muy frecuentes hay que preocuparse, pero es indudable que todas las mentiras de los niños hay que corregirlas y no estimularlas. Los niños viven una fantasía que no puede catalogarse como mentira y mucho menos mitomanía. Cuando un niño plantea que tiene un amigo imaginario, él cree que existe y por lo tanto no está mintiendo. En este caso hay una imaginación exacerbada que no es mitomanía, ya que se presenta en el contexto de la evolución cognitiva de la persona. El concepto mitomanía sólo se reserva a la mentira compulsiva. Es importante poder confrontar al niño para hacerle ver que la mentira no es buena.

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